Rafael García Tinajero Pérez

MORELIA, Mich., 2 de julio de 2020.-En política la forma es fondo como decía Reyes Heroles y el 22 de Junio en Arizona, uno de los estados con más racismo en la Unión Americana , junto a un vehículo de la Patrulla Fronteriza , ante el muro que marca la frontera entre Estados Unidos y México , con un aire un tanto prepotente y bravucón, Donald Trump aseguró : “ el presidente López Obrador vendrá pronto”.

Solo dos días después el Presidente de la República acusó recibo y anunció en su conferencia de prensa matutina que acudiría en visita de Estado a Washington para entrevistarse con el Presidente Donald Trump y agradecer a Estados Unidos la venta de equipos e insumos para atender la pandemia por COVID-19 y además atestiguar la entrada en vigor del T-MEC.

Ayer el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard fijó la fecha para este evento, será exactamente en una semana.

Pienso que no existe una razón válida, al menos en éste momento, que justifique éste encuentro.

Lo considero inoportuno al menos por una razón: el proceso electoral para renovar la presidencia y el Congreso de los Estados Unidos está en marcha y uno de los candidatos es precisamente, Donald Trump , quien intenta reelegirse.

Agradecer que se nos hayan vendido equipos e insumos para enfrentar la pandemia no es razón para una visita Oficial o de Estado, mucho menos si consideramos que no se trató de una transacción directa entre México y Estados Unidos sino de compras que Instituciones del gobierno mexicano realizaron a empresas privadas.

La puesta en marcha del T-MEC tampoco es un buen pretexto. La negociación ya está concluida, entrará en vigor independientemente de si se reúnen AMLO y Trump o no lo hacen , además el Primer Ministro de Canadá, tercer país firmante del tratado, Jean Pierre Trudeau, tal parece que no participará de esta reunión porque ni siquiera ha sido convocado.

Tampocos será una visita de Estado, ese término tiene en Estados Unidos una connotación específica y un protocolo más amplio y de mayor impacto político bajo el cual el Presidente López Obrador tendría que estar invitado a hospedarse en la Casa Blanca y a pronunciar un discurso ante las dos Cámaras del Congreso Estadounidense. Será solo de una visita Oficial en la que el único acto previsto es el encuentro López Obrador- Donald Trump.

Queda un motivo , no manifestado públicamente, pero que muchos interpretan como el verdadero y el que más urge a Trump y es el de enviar el mensaje simbólico de que el Presidente de México apoya su reelección; darle un baño de antirracismo reuniéndolo con el jefe de Estado de un país a cuya comunidad residente en los Estados Unidos reiteradamente ha señalado , generalizando, como compuesta por violadores, narcotraficantes y asesinos; utilizar la popularidad con que indudablemente cuenta López Obrador ente la comunidad Mexicana y México-Americana en un intento absurdo de inclinar la balanza del voto a su favor.

Por otra parte Trump demostraría a su base social blanca, racista y xenofoba que en su patio trasero cuenta con un mozo dispuesto a hacer sin chistar lo que se le ordene. Seguramente ante su público Trump elogiara a López Obrador como un gran tipo y le agradecerá una vez más el esfuerzo de México para mantener a raya a los migrantes que llegan del sur.

Pregonará sin duda que primero nos amenazo con construir el muro e imponernos aranceles y con ello logró convertir a México en receptor de los solicitantes de asilo a Estados Unidos y a 25 mil soldados de nuestra guardia nacional en una especie de Border Patrol que salvaguarda la frontera norteamericana, no en el río Bravo sino desde el Suchiate. Nuestro presidente estará, en una semana más, ante un negociador bravucón que no habrá hecho más que montar una tramoya en la que presentará al mandatario mexicano como un patiño que le engorda su caldo electoral.

Tomar partido por Trump, contraviene nuestros principios de política exterior, es una intervención indebida en asuntos de otra nación. Además es una pésima apuesta, si las elecciones en Estados Unidos fueran hoy, Trump las perdería con Biden por al menos 14 puntos porcentuales.

La reacción del Partido Demócrata ante la visita de AMLO es de profunda antipatía. Si gana Biden es previsible que el antagonismo hacia México y su gobierno será la pauta en sus políticas binacionales y si no gana, tendremos una cámara de representantes , mayoritariamente demócrata según todos los pronósticos, confrontada con el gobierno mexicano.

Más del 60% de los votantes no blancos votarían en contra de Trump, esto incluye a los México- Americanos y los migrantes de nuestro origen. Varias organizaciones civiles binacionales se han manifestado ya contra la visita.

Han reclamado al presidente mexicano el abandono de la tradición hospitalaria de nuestro país que siempre acogió con generosidad a aquellos que por razones económicas, políticas o de seguridad buscaban refugio o pasaban por nuestro territorio; las reiteradas violaciones a los derechos humanos que se cometen en nuestro suelo contra miles de migrantes.
El frente binacional indígena hace unos días le escribió:

“Como es posible que usted que ganó las elecciones con una plataforma, de cambio para México se preste a ser un colaborador de Donald Trump quien no ha escondido su racismo y odio contra nosotros los mexicanos” y también le dicen que se manifestarán contra su visita en Washington y en todos los consulados de México en Estados Unidos y que esta no modificará la intención de voto , contraria a Trump , de esa comunidad.

¿ Por que insistir en realizar esta visita inoportuna en la que ni México ni su gobierno tienen nada que ganar y si mucho por perder?

¿Porque ir a un encuentro en el que el único que sale ganado es Trump?
Es el peor momento , ante la pandemia más grande de la historia, en pleno proceso electoral en aquel país, sin ningún asunto relevante que tratar, ¿ A que va AMLO a la Casa Blanca? puede cometer un error peor que el de Peña Nieto, cuando hace 4 años, como Presidente de México, invitó a Donald Trump, candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano a nuestro país y le brindó trato de Jefe de Estado sin serlo, en lo que se interpretó , dada la contienda electoral que se vivía en Estados Unidos, como una abierta injerencia del gobierno mexicano en la política interior y en el proceso electoral de aquel país al apoyar a uno de los candidatos en contienda.

Declaró López Obrador en aquella ocasión : “en las actuales circunstancias (electorales) no lo hubiera invitado para no involucrar a los mexicanos en el proceso electoral de Estados Unidos.

Porqué no queremos que ellos, el día de mañana, se involucren en un proceso electoral ( el de Julio de 2018 ) que solo va a corresponder a los mexicanos.”
Esperemos que el Presidente de la República no cometa un error peor que el de su antecesor.

La visita de  nuestro presidente a Washington no solo es inoportuna , representa un riesgo para la investidura de nuestro primer mandatario y para las futuras relaciones de nuestro país con Estados Unidos.

Entre los cinco principios constitucionales que rigen la política exterior mexicana están los de la autodeterminación de los pueblos y la no intervención .

AMLO con su visita en el actual momento de la política norteamericana violenta estos principios al pretender darle una ayuda , por pequeña que sea, a Trump para reelegirse.

Esperemos que se suspenda el encuentro Trump- AMLO, que no se cometa un grave error de política exterior que tendrá consecuencias graves y perdurables.

Que no se realice por lo pronto y se deje para una mejor coyuntura. Esperar a que el proceso electoral de Estados Unidos esté resuelto y reunirse con el presidente que de él resulte, sea Trump o sea Biden, sería lo más adecuado.