Jorge Hidalgo Lugo/Impreso

MORELIA Mich., 15 de julio de 2020.-La posibilidad que dan las encuestas para contender con éxito en los comicios que se avecinan, primordialmente para renovar el Ejecutivo del Estado, ha desatado en Michoacán una turbulencia mediática que amenaza con afectar severamente parcelas del partido en el poder y cuyos actores, sienten, están realmente convencidos, que no hay por dónde pueda perder Morena.

Poco importa en las mediciones que hasta el momento se conocen si el futuro de un México estable y con desarrollo, así haya sido magro en el pasado reciente, esté en riesgo y el modelo comunistoide que alienta Andrés Manuel López Obrador a través de su marionetas, avanza y no de manera silenciosa.

Pero en la rebatinga que se vive, lo paradójico del caso es que sean muchos los apuntados y crean cada uno por su cuenta, que tienen los méritos suficientes para ser ungidos por el dedo del falso redentor, quien será finalmente y al más rancio estilo del PRI dinosáurico, el que decidirá a favor de los favorecidos con la nominación, no sólo al gobierno de la entidad, sino en todas los demás posiciones a disputarse.

Sólo los ilusos, que por lo visto aún existen en las filas de Morena, pueden creer que el método de encuestas que dictan en sus normas internas, será el fiel de la balanza que determine las designaciones referidas.

Puede que sean un referente y sirvan de algo para los análisis, si es que los hace López Obrador antes de “palomear” el listado que incluirá gubernaturas, pero preferencialmente, las 300 diputaciones federales que estarán en juego.

Esta es la máxima prioridad para quien sabe, vive obsesionado, le es vital tener el control del Congreso de la Unión en lo que resta del sexenio y así poder reformar cuantas leyes se le ocurran, sin tener contrapeso alguno que impida terminar el arribo de la dictadura perfecta al suelo nacional.

Los nuevos prospectos al redil de ovejas, lamebotas, levanta dedos, borregos, traidores a la patria mexicana, tendrán mucho qué batallar para que se les permita figurar en las boletas electorales. Y son precisamente esas candidaturas, donde hasta el momento, pocos o casi nadie, ha tomado en consideración por estar distraídos en las gubernaturas.

En los que serán los comicios más concurridos de la historia incluso más que los del 218, estarán en juego 15 gubernaturas, 300 diputados de mayoría y 200 plurinominales.

En disputa habrá 21 mil 368 cargos donde se incluye la renovación de 30 congresos locales, con un total de mil 063 diputados estatales, así como mil 926 ayuntamientos y juntas municipales, en 30 entidades del país, Michoacán incluido.

Y como el pastel es enorme, los comensales de Morena (refugio de corruptos, ladrones, deshonestos y traidores) quieren saciar su voracidad, por ello pelean rabiosamente estar en los listados y con esto, la guerra intestina se desata creando frentes y divisiones, muy semejantes a las tribus de caníbales que terminaron por minar al Partido de la Revolución Democrática, origen de muchos de los que ahora hacen fila para que López Obrador los toque con su dedo mesiánico.

Ante la falta de liderazgos, con una dirección nacional que clama ser vista, escuchada y respaldada por el propio dueño de Morena sin que hasta el momento le haga mayor caso, Alfonso Ramírez Cuéllar desde la cúpula del movimiento, destruye de manera anticipada los proyectos que se tenían con Yeidckol Polevnsky y sigue firme en su decisión de exigir se aclare el destino de más de 300 millones de pesos que manchan de corrupción y deshonestidad a la protegida de López Obrador.

Ante ello, el matraquero oficioso de Mister “Trún”, tiene la difícil disyuntiva de respaldar a quien lleva a cabo esta labor de lavar el rostro de Morena y hacer valer la bandera que enarbola del combate a la corrupción y cárcel a los deshonestos, o se hace “ganso” y como siempre dice tener “otros datos” dejará pasar el escándalo que priva en su propio patio, para que sean los alfiles de la Polevsnky quienes finalmente figuren en las boletas.

En una palabra, la decisión que se viene no tiene nada qué ver con el posicionamiento en las encuestas, sino quién está más cerca o lejano, de ambos personajes que hoy escenifican esta guerra fratricida con cargo al erario de los mexicanos.

Y los potenciales electores deberán asimilar desde ahora que en Morena no es pecado tener antecedentes de deshonestidad y corrupción, sino ser bendecidos, obedecer servilmente los mandatos de quién les dará la posibilidad de figurar en esa cauda de cargos en disputa.

Nada más, pero nada menos…

Vale…